Ya queda menos, dentro de muy poco estaremos volando sobre el Atlántico y disfrutando de las vacaciones con los abuelitos de JoanPetit, pero los viajes, como todo, tienen su lado negativo y una de las cosas que peor llevo es hacer la maleta.
Aunque faltan prácticamente dos semanas para coger el avión, Lamamá ya está insistiendo en que vaya preparando el equipaje, y no tengo la excusa de decir que sino no tengo nada que ponerme porque ahora mismo en Perú están en invierno así que de pantalones cortos y camisetas no voy a llevar mucho...
Ella quiere que tengamos nuestro equipaje lo antes posible para calcular los kilos que llevamos porque claro, luego hay que llevar algún que otro detallito, y más en esta ocasión que su hermana acaba de tener a una nena preciosa, y no podemos pasarnos de lo establecido por la aerolínea.
Yo, como soy vago por naturaleza, prefiero dejarlo todo para más adelante que siempre hay cosas mejores que hacer, como por ejemplo, ver la tele, jugar una partidita al ordenador, observar a JoanPetit mientras duerme la siesta o escribir en el blog sobre lo poco que me gusta hacer las maletas; pero en el fondo tiene razón y aunque creo que hoy podré escaquearme, de mañana ya no pasa.
Otra odisea va a ser la de llevar todo al aeropuerto, porque como algunos sabréis, en Castellón tenemos un aeropuerto supermoderno y superguay pero que tiene un problema: que no salen aviones, así que nos toca desplazarnos hasta Valencia 3 adultos con el peque y cada uno con 2 maletas grandes y una de mano lo que hace un total de 12 bultos. Por suerte, tanto mi hermano como mi tío se han ofrecido a llevarnos en sus coches por lo que repartiendo la carga entre ambos, podremos llegar sin problemas.
Luego está la aventura de pasar casi 24 horas de viaje entre vuelos y conexiones con un niño de 2 años que no para quieto, pero eso ya os lo contaré cuando lo suframos